Cerramos la pretemporada con derrota
EL AMICS CASTELLÓ CAE CON CLARIDAD EN SU ENSAYO GENERAL ANTE EL FUENLABRADA DE TONI TEN
AMICS CASTELLÓ 76
BALONCESTO FUENLABRADA 95
AMICS CASTELLÓ: Jankovic (4), Hermanson (8), Franch (7), Domínguez (11), Stutz (15) –cinco inicial–; Ngom (8), Faner (5), Martínez, Manchón (8) y Bressan (10). 20 faltas. Sin eliminados.
BALONCESTO FUENLABRADA: Díaz (10), Aranitovic (12), Bilbao (5), Macoha (6), Van Zegeren (10) –cinco inicial–; Bella (5), Ehigitor (4), McGrew (14), Durán (8), Moreno y Mesicek (21). 23 faltas. Sin eliminados.
ÁRBITROS: Mikel Cañigueral, Héctor Sanhermelando y Cristian García.
PARCIALES: 5-12, 10-22, 20-33, 36-44 (descanso); 43-52, 52-70, 62-67 y 76-95 (final del encuentro).
INCIDENCIAS: Alrededor de 1000 espectadores en el pabellón Ciutat de Castelló.
El Amics Castelló perdió su último partido de pretemporada, en el que pagó su mal cuarto ante uno de los conjuntos más potentes de la Liga LEB Oro, el Baloncesto Fuenlabrada, que está en la terna de candidatos al ascenso a ACB. No era un partido más de pretemporada, ya que era el gran ensayo general de los discípulos de Juan Orenga de cara al inicio de la competición oficial la semana que viene; y además porque en el banquillo visitante estaba al frente de la nave fuelabreña Toni Ten, el entrenador del conjunto castellonense que ha dejado una huella imborrable durante las 16 temporadas que estuvo en el cargo.
El arranque de los locales no fue nada bueno. En seguida se notó que el combinado fuenlabreño jugaba a un ritmo e intensidad mucho mayor, por lo que en menos de 2 minutos se produjo un parcial de 0-8 y el primer tiempo muerto de Juan Orenga para intentar arreglar las cosas. Tras la pausa y algunos cambios llegó la primera canasta castellonense, obra de Manchón, seguida por un triple de Hermanson. Por fin parecía que el Amics Castelló entraba al partido ya que parecía ausente, espoleado por un siempre intenso Manchón, por lo que la renta de los madrileños no se fue mucho más allá de la decena.
El segundo cuarto empezó con el Fuenlabrada otra vez muy acertado y aguerrido, con lo que los de La Plana lo estaban pasando realmente mal par que su desventaja no se extendiera en gran medida. El choque estaba con un ritmo vibrante, con transiciones rápidas y posesiones cortas. Nadie se lo pensaba mucho a la hora de tirar. Este ritmo endiablado parecía favorecer un poco más a los castellonenses, que paliaron los problemas de escasa anotación mostrados en el primer periodo, aunque el fatídico parcial del principio seguía manteniendo al Fuenlabrada con una clara delantera en el luminoso. Así, al descanso hubo una buena noticia y una mala. La buena que los de La Plana ganaron el parcial del segundo cuarto (26-22); y la mala que Manchón y Franch se cargaron con la tercera falta cuando estaban cuajando muy buenos minutos.
En la reanudación, el Amics continuó remando para intentar reducir su desventaja a base de una fuerte defensa y mucho criterio en el ataque posicional. De este modo, un triple de Hermanson estableció un 43-46 en el minuto 22, por lo que Toni Ten (qué extraño se hacía verlo en el banquillo visitante) pidió tiempo muerto. Incomprensiblemente, el certero alero estadounidense del Amics falló dos triples en los que estaba completamente, mientras que los madrileños recuperaron el acierto desde la línea de 6,75 y volvieron a abrir brecha (43-52, min. 25). Bastaron nuevas acciones desafortunadas de los locales y el bombardeo visitante desde los triples, pero que en un momento el partido se volviera a penar muy cuesta arriba para los de Orenga (47-63, min. 28). En estos compases, los madrileños eran un rodillo, defendían con uñas y dientes, metían varios triples y sus interiores cuando recibían también hacían mucho daño. Con esta dinámica, el choque estaba decidido al término del tercer cuarto (52-70).
El Fuenlabrada, lejos de relajarse, se mantuvo con intensidad y aquello se convirtió en un suplicio para los locales, que no podían parar a su rival. A su vez, se encontraban con más problemas para anotar e iban siendo presa de las prisas, nervios y frustración. Los anfitriones probaban diferentes defensas (alternaban la individual con la zona), pero ninguna frenaba el vendaval visitante, encabezado por un Mesicek que era más certero que un misil en los triples. La ventaja era muy clara para el Fuenlabrada (65-87, min. 27) y el descontrol se adueñó de un partido en el que ya estaba todo visto para sentencia.